Leemos en 2 Corintios 3:17 Porque el Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad, donde está el Espíritu del Señor se encuentran también todas sus virtudes de la libertad, el consuelo, la paz y el amor, pero ¿En qué parte de nuestro ser está el Espíritu del Señor? Está en nuestro espíritu, Pablo le dijo a Timoteo en 2 Timoteo 4:22 que Adonay Yashuah HaMashiahj esté con tu espíritu. El espíritu de Timoteo poseía al Espíritu del Señor, ¿Qué clase de Espíritu es el Espíritu del Señor? En hebreo se conoce como el Ruáj Hakodesh que es el Espíritu Santo. Pablo enseñó en 1 Corintios 6:17 que el que se Une al Señor un espíritu es con él, esto significa que, hay una fusionabilidad divina. Cuando el Espíritu Santo habita a nuestro espíritu, también lo hace Santo, porque lo Santo del Espíritu es uno atributo de Dios que él estableció en nuestro espíritu, tal como Timoteo lo poseía.
En el ámbito espiritual “conocimiento” es fusión, en hebreo es Dvekút. Dvekút es lo que unifica al conocedor con el conocimiento y lo conocido. Para lograr la Dvekút es necesaria la vivencia, que se alcanza mediante la comunión de los dos: Dios y el Hombre en uno mismo Espíritu.
El Espíritu Santo es el «Ruáj Ha Kodesh» que en nuestro espíritu es el «aliento de Dios». Su aliento nos habita. Dicho Espíritu es una pertenencia del espíritu dada por Dios. Nunca se trata de algo autónomo e independiente, que tenga voluntad propia, sino de una esencia de Dios.
El Espíritu Santo, cuando habita en una persona, la purifica elevando su condición moral. En este sentido, la persona es «santificada» por su acción. Si Dios es Espíritu nosotros somos espíritu y somos UNO en el mismo espíritu. Si lo Santo del Espíritu de Dios nos habita, todo lo que su presencia, esencia y contenido habita igualmente es Santo, por ende, Yo también Soy espíritu Santo, y ¿Qué es ser Santo? La palabra Santo es Kadosh y significa “Separado”. La presencia del Espíritu Santo está en nuestro espíritu que también es Santo por esa cualidad que le habita, hizo que nuestro espíritu esté separado, ¿Separado de qué? Nuestro espíritu es como un vaso receptor para contener. Nuestro espíritu solo contiene Dios, Cristo, Espíritu y sus potencias y cualidades divinas.
Nuestro espíritu solo está lleno de Su Espíritu y no admite presencia o acomodos de otros dioses o ídolos. Lo Santo del Eterno al habitar nuestro espíritu ya lo “Separó” de todo lo inocuo que no le va a ser daño alguno o que despierte nuestro interés espiritual para ir en pos de ello. Todo lo que toca lo Santo del Eterno con Su presencia es Santo como él, por eso, tú también eres espíritu Santo. No eres el Espíritu Santo, eres Santo porque participas de Su santidad.

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